sábado, 6 de junio de 2009

Sin pétalos No.03. No sé

Me desperte desesperada y anciosa esta tarde. Cinco copas de wisky y seis tekilas aturdieron mi cuerpo cansado para no pensar mucho más que en dormir. Arruinada, exhausta y desbaratada en un sentimiento de apego que preferiría escupir de una sola vez. No es que añore el aroma de su colonia sino más bien la esencia de su piel, ese aroma a trabajo y cansancio. Ese cuerpo masculino, pero delgado, su tez morena y su voz, de nuevo es su voz.

"Debo viajar a la capital, regreso..." lo detuve con mi mano antes de que pudiera decirme una fecha, ¿Necesitaba saber a caso si él volvería? No lo necesitaba o eso creía. Aún así me miró y con su mirada sugirió que regresaría. "Hasta luego" me dijo, y logró despertar en mi aquel sentimiento de añoranza que habia perdido varios años atrás entre sábanas de añiz, entre copas, promesas rotas y mentiras gastadas...

Y aquí estoy, a más de diez días de su partida preguntando en lo más recóndito de mi mente por qué espero. Aquí con el aliento alcoholizado, las ganas perdidas y tumbada en el sofá sintiendome más estúpida que en años anteriores, tratando de desaparecer ese anhelo carnal que refleja un apego que no habia sentido por nadie. Su voz, si pudiera sacar su voz de mis recuerdos podría volar sin volver la cabeza para ver si el regresará.

Detesto esta sensación... ¿Vulnerable? Si así de feo se escribe...

lunes, 25 de mayo de 2009

Sin pétalos No.2. Lo vi sin verlo... pero él...

Esta mañana como muchas otras me vi despertando sóla. Ésta, no es para nada una sensación triste como varios pudieran pensar. Verme a mi en primer lugar cada mañana, por encima de cualquier cuerpo tumbado intentando sobresalir dentro de mis pensamientos, es una delicia. Junto a mí, nada más que mi sombra, yo y mi yo para mí.

Trabajé. Fueron ocho horas como cada día que esta previamente pactado en aquel papel que unos llaman contrato y otros tantos sentimos nos ancla a la realidad. Esa realidad confusa, cansada y sin alas. Tomé la ruta de siempre para volver a casa y no lo ví o eso pensé. Digo, es posible que lo viera sin poder verlo, porque él si me miró venir. Durante las horas previas no pensé un sólo segundo en él. El recuerdo del día anterior se quedó en el buró como muchos otros que no me quitan el sueño ni se han vuelto a cruzar por mi pensar. Justo ahi, cuando di la vuelta a la esquina de mi cuadra escuché su voz. "Buenas tardes, ¿estas ocupada ahora?", dijo despreocupado. No hizo falta mucho más de su voz para invadir cada poro de mi piel.

Con los encajes desparramados sobre la alfombra abrí mis ojos lentamente. No sé cuantas horas fueron en realidad, solo puedo recordar que el sol aun se podía apreciar y después, nada más la luna alumbraba el oscuro cielo. Un hotel cercano, él aún junto a mí. Eso me hizo recordar justamente la libertad que habia extraviado en esos momentos por no despertar para mí, sóla en mis pensamientos. Pero una vez más él estaba ahí. No he podido comprender la simpleza de ese acto que me incomoda. A dos encuentros debiera poder aproximarme a su pensar si se tratara de cualquier salida convencional, pero no es así. Yo no hablo de mí, ni él de sí. Lo más que el uno conoce del otro es el sonido mutuo de la voz y, muy posiblemente, las rutas diarias. La intimidad, la forma en la que se introduce y mueve dentro de mi con ese vigor es la aproximación más cercana que tengo de su ser, de su desear, su sentir. Sus expresiones de afecto se dibujan descoloridas, sustituidas por esas máscaras de placer que se coloca en el momento justo que yo se lo pido. Y aún así el estuvo ahí. Sin responder a mi pregunta no recitada, sólo se dio la vuelta y me buscó, pero mi sombra se había escabullido por las calles.

Por primera vez en mucho tiempo lo pensé dos veces antes de llegar a la esquina. Su nombre no quiero saberlo. Pero verlo otra vez, si, lo deseo.

domingo, 24 de mayo de 2009

Sin pétalos No. 01. Ni flores, ni nada, solo su voz.

Ayer fue la tercera vez que le devolvi la sonrisa por pura inercia. Hoy, me desperté desnuda entre las sábanas de un hotel barato, junto a él. No es como si no supiera todo aquello que trajo consigo su voz al acercarse a mí desde el otro lado de la habitación, es solo que, aún perezosa le observé dormido y me hizo recordar.

Siete días antes había visto por primera vez al sujeto. Sin nada que llamara mi atención, le vi observarme en más de una ocasión desde el primer día. Un par de veces me lanzó una sonrisa y por pura cortesía le respondi del mismo modo. Pero él no se acercó. Pasaron más días y no volvi a pescarle una sonrisa en el rostro que demandara mi cortesía. Hasta que, ayer, algo se apoderó de él y se acercó despues de que le sonreí de vuelta y me dijo "¿Vas conmigo al cine?". Su voz me encedió.

Lo que hicimos en el cíne no puede compararse con los revolcones que no dejaron dormir a los vecinos del cuarto. Y ningún grito ahogado fue más satisfactorio que su voz resonando en mis entrañas. Cabellos largos, piel morena, un miembro bien dotado... salvaje potencia al meterlo y sacarlo, ¿Cuantó más? Si apenas nos dormimos al comenzar el amanecer.¿Su nombre? No lo sé, nunca nos presentamos.

Me fume un cigarro y me vestí mientras él seguia durmiendo. Fue divertido. Espero verlo mañana.